Por: Nicmer Evans | |
Si existe algo
peor que la errática dirección que toma la cúpula del proceso
revolucionario es la torpe, fofa y desarticulada dirección de la cúpula
de la oposición venezolana. Si alguien pensaba ingenuamente que la
designación de Chuo Torrealba ayudaría a recolocar a la MUD en lo
popular, y permitiría una agitación de masas que catapultara a la
oposición como una alternativa ante el gobierno del presidente Maduro,
creo que hoy el tiempo ha permitido que el desencanto sea mucho más
rápido de lo que algunos calculamos.
Ingenuo el
cupulero opositor que piense que el desencanto con el gobierno de Maduro
expresado en las encuestas, automáticamente se convierte en votos
opositores. Hoy, con una oposición divida por el propio gobierno
producto de la mesa de diálogo por la paz, y que contiene en su seno al
pacto del “huevo frito” (AD y PJ), los ahora más progresistas que
Capriles (Henri Falcón y su combo), “La Salida” que anda recogiendo
firmas para la convocatoria a una constituyente en un show que ni ellos
mismos se creen, y la gran mayoría de la oposición de base, descontenta
con la conducción opositora, la única manera que pueda ganar unas
elecciones es que dentro del chavismo no emerja una opción que logre
capitalizar el descontento en su seno, lo que conduciría a una grave
abstención en el seno del proceso revolucionario.
Hoy la cúpula de
la oposición se une al gobierno en el interés de la polarización, y en
el control del método electoral que favorece a las mayorías y anula
cualquier representación proporcional de los diversos factores que nacen
del rechazo ante el sectarismo de las cúpulas del poder de los dos
polos, en un importante porcentaje, viciadas de corruptela e interés
económicos que sobrepasan cualquier interés político de las mayorías.
El riesgo de un
voto castigo favorable a la oposición se desvanece cada vez que un
cupulero de la oposición habla, y la abstención se incrementa en el
momento que un cupulero del gobierno pretende engañar al pueblo
traicionando el legado del presidente Chávez.
Si algo tenía
claro Chávez era la capacidad de tomar la fotografía adecuada del
momento histórico, y tomar las decisiones más pertinentes en pro del
pueblo y del proceso revolucionario, hoy en ausencia de ese olfato
político, es difícil hacer caso al olfato de un perro viejo que además
nunca ha cazado en su vida.
Los nuevos brios
que emergen de un sector del chavismo crítico, reclamando
rectificación, asumiendo no retroceder ni siquiera para agarrar impulso,
conquistando más democracia y participación, transparencia y
eficiencia, y que confronta a los cupuleros del gobierno y la oposición,
pareciera empezar a articular fuerzas para la concreción de un saldo
organizativo rebelde e insurgente. El tiempo permitirá ver si esto
cuaja, pero la verdad es que hoy los cupulero están preocupados,
desesperados y lanzando zarpazos de pirata ciego, que alarman aún más a
una militancia que busca nuevas y mejores opción.
Artículo publicado originalmente el www.elestimulo.com
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